La esperaría siempre

A lo lejos divisó la casa. Ana no podía equivocarse, era como él, robusta y acogedora. Se la había descrito tantas veces desde su lejanía que ya la sentía como suya, como su hogar. Juan había prometido que la esperaría siempre en aquel lugar y había llegado el momento de regresar. Descendió lentamente por el sendero. Sin duda, Juan había encontrado lo que tanto ansiaba, y ahora ella estaba dispuesta a compartirlo con él. Abrió la puerta que daba al jardín y sus ojos se quedaron fijos en aquel tendal, y helados. Colgaban vestidos, camisones y ropas de bebe. "He llegado tarde", pensó. No existe la palabra "siempre" cuando se trata de esperar a quien realmente amas. No se atrevió a llamar, no tenía ningún derecho y todo quedó atrás. Juan estaba dentro, cuidando de su hermana enferma y de su hijo, mientras, como cada día, esperaba la vuelta de Ana. El prometió que la esperaría "siempre" y cumpliría su promesa...