El baile

Soplaba el aire. La ropa tendida se contorneaba como en un baile algo alocado, sin ritmo, sin cadencia. Mientras arrojaban humedad a no se sabe dónde, aquellos ropajes recién lavados sufrían los latigazos de aquellas ráfagas ventosas y sucumbían a un movimiento enrabietado.

Aquella piezas de tela colgadas, terminaron dejándose llevar y comenzaron a marcar un tímido baile. Un tímido baile que con el tiempo iba a más.

Sólo había un problema. No había música. Y sin música, sin unas notas mínimas, era muy complicado armar una mínima coreografía. ¿Dónde estaban esas notas?. Estaban escondidas tras el reloj de pared.